Un niño muerto en el tránsito y nuevamente una cadena de responsabilidades

Un colectivo, que salió de su recorrido, atropelló a una madre con sus hijos. Un niño de 5 años murió, su mamá sufrió graves heridas y su hermana, milagrosamente, sólo sufrió raspones. Cruzaban la esquina de Scalabrini Ortiz y Honduras, en el barrio porteño de Palermo, por la senda peatonal, con el semáforo en luz verde, cuando se desencadenó la tragedia.
Una cadena de responsabilidades incumplidas, no asumidas aún, que cierra el circuito para que esta trágica realidad se repita. La imprudencia y la falta de respeto por la vida del conductor es el broche de esta cadena, que se engancha en el enmarañado tema laboral, jurídico-legal, por el cual las empresas, que se supone “capacitan” a sus choferes, al mismo tiempo les exigen cumplir los tiempos de los recorridos bajo presión, en el tránsito caótico de la Ciudad de Buenos Aires, desempeñando un trabajo intenso y estresante sin la educación necesaria para incorporar la seguridad vial como valor fundamental en su quehacer diario.
Los números dejan en claro que el problema es grave: en lo que va del año ya murieron 17 personas en accidentes con colectivos involucrados en la Ciudad de Buenos Aires, el 30% del total de víctimas, según publicó el diario Clarín. El Ministerio porteño de Seguridad y Justicia, informó que en el primer semestre se produjeron 793 accidentes con heridos en los que al menos un vehículo era un colectivo. Es un promedio de casi 5 choques diarios.
Todas estas conductas se dan ante la tolerancia, permisividad -casi rayana con la complicidad- de las autoridades, evidenciada en la falta de controles serios y eficaces y de sanciones efectivas de las conductas graves, que casi nunca reciben multas ni se penan (en todo 2009, en la Ciudad se hicieron 3.964.318 actas de infracciones de tránsito, pero sólo 22.179 fueron a colectivos, apenas el 0,56%), y suman su eslabón.
Y también formamos parte de esta cadena cada uno de nosotros, que incapaces de reaccionar positivamente ante tanto descontrol vial, somos partícipes y creadores del tránsito asesino, que sigue llevándose vidas.