San Luis, Ruta 7, Buenos Aires: tres tragedias y mucho en común

En la última semana la sociedad se ha conmovido con las muertes inesperadas de dos grupos de niños y varios adultos, víctimas inocentes, pasajeros, que eran grupalmente conducidos a actividades positivas, educativas y deportivas pero que nunca llegaron a destino. En el caso de los puntanos, al ser arrollado el micro en el que viajaban por un tren de carga en el paso a nivel sin barreras de la ruta provincial Nº 3. En la provincia de Buenos Aires, en el km 180 de la ruta 7, cuando la combi que los transportaba fue chocada por el acoplado de un camión de carga.

Cuando no nos habíamos recuperado del horror de estas tragedias, una nueva se desplegó en el centro de la Capital, cuando una autobomba chocó a un Renault y ambos impactaron a un colectivo que se encontraba detenido en una parada, el cual, por la fuerza del impacto, fue despedido hasta incrustarse en un bar, con un saldo preliminar de 2 personas muertas y 45 heridas.

Podría pensarse en las diferencias de cada caso pero no pueden dejar de destacarse las coincidencias que nos permiten aprender de estas desgracias evitables.

Aunque restan los informes periciales, de la información disponible se deduce que en los tres casos el desencadenante principal de los siniestros ha sido, sin duda, el error humano. Error de un chofer profesional del micro que se distrajo y no escuchó, ni vio a tiempo el tren que se aproximaba al paso a nivel. Error humano del chofer de la combi que circulaba según algunos testimonios a más velocidad de la permitida, de noche, por una ruta en mal estado, recargada de tránsito de vehículos de gran porte. Queda por saber si hubo error humano en el chofer del camión que haya provocado el desplazamiento del acoplado.

Con respecto al siniestro en la ciudad, una cámara de seguridad confirmó el exceso de velocidad al que circulaba el Renault que se cruzó delante del autobomba la cual tampoco circulaba en forma segura ya que no pudo frenar y terminó chocando y arrastrando al transporte colectivo. Alguien puede pensar con razón que la autobomba tenía la prioridad de paso, sin embargo, no es la primera vez que un vehículo de emergencia protagoniza fuertes accidentes, ya que sus choferes, profesionales, confunden prioridad con velocidad libre. Y para salvar una vida eliminan otra o más y no socorren a quien debían socorrer.

Para tener en cuenta, un conductor seguro, y los profesionales deberían serlo, es aquel que no provoca siniestros, que adecua su conducción a las circunstancias del camino, que si lleva niños, o conduce por una ruta con problemas, llámense estos, pasos a nivel, o rutas con baches o banquinas descalzadas, o que cuando circula de noche o con poca visibilidad: baja la velocidad! baja la velocidad! baja la velocidad! Y se concentra en el camino. Esto es un chofer profesional, entre otras cosas. El que estuvo ausente en estas tragedias, absolutamente evitables.

Lic. María Cristina Isoba
Directora de Investigación y Educación Vial
Luchemos por la Vida