Más jóvenes pierden la vida en calles y rutas de nuestro país

 

 

Son títulos de la sección Sociedad de Clarín: “Cuatro jóvenes murieron ahogados cuando volvían de un cumpleaños”; “Cinco amigos regresaban de una fiesta y volcaron: murieron todos”, "San Juan, de luto: mueren cinco amigos jóvenes al chocar contra un árbol", “Cinco amigos chocaron a la salid del boliche y murieron quemados”. Y podríamos citar muchos más, casi idénticos.

En Mendoza, un grupo de amigos regresaba de un boliche donde habían festejado los 18 años de una de las chicas, Pero todo terminó de la peor manera. Una madrugada del domingo, cuando los 6 jóvenes regresaban de bailar, el auto en el que viajaban chocó contra una rotonda, despistó y terminó en el fondo de un canal. Fue en la rotonda del Corredor del Oeste y Carola Lorenzini, en el departamento Godoy Cruz, en el Gran Mendoza. Los investigadores suponen que el conductor del automóvil iba a alta velocidad y no alcanzó a ver a tiempo la rotonda. Por eso siguió de largo. Una frenada de 15 metros quedó marcada en el asfalto. Pero no fue suficiente para detener la marcha del vehículo, que golpeó contra el cordón, luego en la baranda de seguridad y terminó en el canal que en ese momento llevaba un importante caudal de agua. El operativo de rescate fue complicado porque el auto, de tres puertas, quedó dado vuelta. Se le veían las ruedas solamente. Algunos vecinos de la zona que ayudaron a dar vuelta el rodado contaron que sólo algunos de los jóvenes muertos tenían puestos sus cinturones de seguridad.

En Río Negro, cinco jóvenes de entre 21 y 30 años murieron cuando la camioneta en la que regresaban de una fiesta cayó a un canal de riego, en la localidad de Campo Grande. La policía del lugar supo de lo ocurrido recién a las 9.50, cuando una persona que pasaba por el lugar vio la camioneta volcada dentro del canal, con las ruedas hacia arriba, aunque peritos policiales calcularon que el accidente ocurrió entre las 4 y las 5 cuando, por razones que se investigaban, la vieja Chevrolet modelo 1965, color celeste, cayó al curso de agua. Las hipótesis que maneja la Justicia son un posible desperfecto mecánico. o la ingesta de alcohol por parte del conductor. Los jóvenes regresaban de una fiesta realizada en las proximidades.

En San Juan, cinco chicos de entre 18 a 25 años murieron en el acto al costado de la ruta 270, en la localidad de Caucete. La policía está realizando las pericias para determinar las causas del trágico accidente. El asfalto estaba mojado. Eran las cuatro y media de la madrugada cuando la conductora perdió el control y el auto chocó contra un árbol. El lugar del accidente es una recta dónde sólo hay un colegio.La madrugada del accidente los chicos iban hasta Caucete donde comprarían el pan recién horneado para llevar al supermercado del padre de una de las chicas. Iba a ir sola, pero sus amigos decidieron acompañarla. El pueblo está triste. Es uno de los accidentes más trágicos de la provincia. Se perdió la vida de cinco chicos excepcionales muy queridos por todos. Eran inseparables, una barra hermosa de amigos.

En Ranelagh, Pcia de Buenos Aires, cinco jóvenes de entre 19 y 30 años que regresaban a sus casas a las 08:30 de la mañana, luego de ir a bailar a un boliche de la zona, murieron quemados. El conductor perdió el control del auto, que cruzó el boulevard y se incrustó de frente contra una columna de hormigón de alta tensión. Por el impacto, el tubo de gas del auto se desconectó y la presión del combustible incendió el vehículo. Según los investigadores, algunos ya habían muerto por el impacto, desnucados. La policía pudo reconocer a los jóvenes por restos de cédulas de identidad chamuscadas por el fuego o celulares en el mismo estado. Según fuentes de la investigación, iban a más de cien kilómetros por hora. Se mandaron a analizar las muestras de sangre para determinar qué grado de alcohol tenía el conductor. Se descartó que hubiera otro auto implicado en el accidente. Los cinco integrantes del grupo eran amigos inseparables y siempre salían a bailar por la zona, de donde eran vecinos. Sus familiares y amigos los velaron juntos, el mismo día.

Todos los días jóvenes pierden la vida en calles y rutas de nuestro país, por las mismas causas reiteradas, absolutamente evitables: la presencia de alcohol al conducir, el exceso de velocidad, la conducción temeraria, de madrugada, todo sumado a la falta de controles que detengan su camino hacia la muerte casi segura. Más muertes en accidentes de tránsito, que no debieron haber ocurrido.