revista "luchemos por la vida" - Año 6 - Nº 16
Editorial

A finales del año 2000, año imaginado por muchas generaciones como el del triunfo de la ciencia y la tecnología sobre los males del mundo, en Argentina todavía debemos sumar unas 7.500 muertes en accidentes de tránsito, más de 120.000 heridos, y junto a un tránsito caótico, pérdidas materiales por más de l0.000 millones de dólares anuales.

Un año más ha pasado, agregándose el llanto y dolor por las nuevas víctimas, la indiferencia de una parte de la población que ingenuamente cree que “nunca le va a pasar a ellos”, y la inercia casi generalizada de las autoridades a nivel nacional, provincial y municipal que no se sienten responsables ni de esas muertes ni de las situaciones que las provocan.

Sin duda, las 7500 nuevas víctimas fatales del 2000 lo fueron como consecuencia, en muchos casos, de la negligencia grave propia o de otros involucrados en el accidente. Pero también esas muertes son responsabilidad de casi todas las autoridades vinculadas al tema, que debieron hacer, y no lo hicieron, o lo hicieron mal.

Qué es lo que no hicieron , y que deberán hacer para que en el 2001 podamos reducir significativamente esta inaceptable cifra de seres humanos muertos en el tránsito?
En primer lugar, hacer cumplir estrictamente las leyes del tránsito, con especial énfasis en aquellas cuya vigencia real más vidas pueden salvar inmediatamente. Son “4 temas clave” para rutas y ciudades: velocidad, alcohol, cinturones, cascos.

a)límites de velocidad reales, muy controlados.
b)controles de alcoholemia generalizados y permanentes en rutas y ciudades, a toda hora
c)el uso del cinturón de seguridad en todos los asientos, tanto en rutas como en la ciudad
d)el uso de los cascos en motocicletas y ciclomotores (extendiéndolo a la bicicleta).

Repetiremos que sin controles eficaces y sanciones no lograremos la seguridad vial ni un tránsito medianamente civilizado.

Para esta asociación, que se dedica de lleno a la educación vial, está claro, a tenor de la experiencia del mundo desarrollado y las más modernas teorías educativas, que la sanción, sin privilegios ni excepciones, es parte necesaria de la educación.

Además, es imprescindible que de una vez por todas nuestros hijos reciban educación vial sistemática y continua en las escuelas de todo el país, asignatura pendiente por ley, desde hace l5 años.

Se deben acabar las licencias de conducir habidas de favor o por corrupción, y otorgárselas y renovarlas con una preparación para la conducción segura, y un examen acorde.

La brevedad del presente me impide mencionar otras, pero quiero destacar que si en el 2001 se hiciera todo lo mencionado, podemos asegurar que en pocos meses se reducirían a menos de la mitad todas estas muertes que no deberían ocurrir nunca más.

Alberto José Silveira
Presidente de Luchemos por la Vida


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